estoy en una nube.
desde acá arriba se ven las hormigas que caminan, incansables, calladas, como un agujero negro.
y a mí me encantaría poder explicarles que intento concentrarme en varias cosas, a veces al mismo tiempo, otras veces mientras viajo en el colectivo. lo cierto es que solo hay tiempo para esa imagen, que son palabras que retumban y se golpean unas a otras y forman el eco que llega de corazón a pensamiento y así en forma circular por siempre.
si te tuviera que explicar cómo se siente, diría que es como tener vidas paralelas. como mover las manos para realizar los gestos indescifrables. como gritar sin voz. o como si el vacío se hubiera apoderado de la persona que ya no está parada frente a todos, sino destellando de felicidad acá.
y si te tuviera que decir qué pienso de esto, probablemente optaría por comentarte que tengo dos noticias: una buena y una mala. por un lado, sería óptimo comprarme el paracaídas que me salve de la caída irrefrenable, gracias a la prudente ley de gravedad que me persigue como un fantasma y no me deja dormir en paz. por otro lado, el silencio de las cosas. también la fuerza que me mantiene en mi lugar. del mismo modo, las palabras que son como un camión de sentimientos encerrado en tan poca cosa. asimismo, el abrazo postergado.
si todo vale, si todo llega, prometo no soplar ni animar al viento. prometo quedarme inmóvil y mirándote, sin hacer olas que arrasen con la calma de mecerse en este paraíso de algodón y celestes que no dejan de sorprenderme.
en todo caso, después veré.
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