¡sí!
volvió el corazón: estaba sentado en mi lugar de la mesa, un copo impune, bastante arrogante. brillaba como si quisiera llegar a todos y a mí. destellaba partículas de deseo, anhelaba volverse uno conmigo otra vez.
mi mamá se puso los anteojos y lo abrochó en mi mano. segundo intento.
esta es la historia de como lo vamos a soldar a mi muñeca para que no haya más catorces de san valentín que lo inviten a volar por los aires cálidos del abasto.
aunque, en realidad, ya todos sabemos del afortunado destino.
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