"deja que el beso dure, deja que el tiempo cure..."

me tomé cinco segundos para mirar.
cinco segundos que sonaban en la cabeza con culpa de espías, que retumbaban en el pecho con el ritmo de la euforia.
ojalá no despreciara las palabras simples a veces.
ojalá escribirle una oda a la hermosura fuera fácil y poco empalagoso, más bien un fluir de imágenes que te describieran lleno de eso que me agarra de la mano en un paseo infinito hacia ya sabemos.
me tomé cinco segundos para pensar. antes de dormir, después, al despertarme, cuando pedí uno con veinticinco, al calentar el café, al escuchar esa canción, al pronunciar palabras en sintonía para vos, al manejar letras redondas que se acerquen un copo a lo que espero sea un iceberg de sensaciones al que nunca le encontremos el final. porque estoy convencida de que apenas vi un octavo de todo lo que es en realidad. porque mis ojos creen que la fracción restante puede ser de colores que giran y giran como el caleidoscopio a la luz del sol, en tus manos, yo no sé.
me tomé cinco segundos para imaginar cómo sería querer ir de expedición por ese hielo, en caída libre hacia los pingüinos, pájaros bobos que nos miren atónitos por tanto coraje. es que el agua está fría y el iceberg es bien bien profundo y se necesita concentración y soltura para no dejarse ir, yo no sé.

me voy a tomar cinco segundos, quizás veinticinco años del amor más puro, que es como explicarle a la china en una terraza, a cuatro mil kilómetros del ejemplo más certero, qué es eso a lo que yo llamo felicidad.

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