caída libre hasta el mar transparente. seguro que, como en mi sueño, me convierto en pez.

hablarte siempre va a ser una forma de llegar más lejos con la emoción de taparme la cara y pensar que no importa si exploto en forma de gotas que empapen absolutamente todos los seres carne, hueso, solos. por lo pronto, aprieto play dos mil veces si es necesario, si eso va a traerte hasta los pies de mi cama, hasta los pies mismos, para contarme sobre las flores que crecen de tu lado del árbol, que es parecido al mío porque lo imagino yo con todos los colores que pueda regalarte hoy.
en realidad, si pudiera ser una paleta de pintor, me desparramaría entre tus cosas para que no olvides que las palabras van a ser siempre vacías si pueden reemplazarse con un abrazo o un café con leche mientras la mirada viaja a toda velocidad hasta vos, tú, nosotros, ellos.


no sé cómo explicarte que no puedo guardar todo esto que siento en una cajita, porque sería como guardarte a vos también y eso es algo que ni la pangea puede obligarme a hacer.
creo que mejor sonrío hasta el día soñado, aunque pasen mil años luz de viajes desencontrados. yo confío en que las maderas que funcionan como puente entre dos ventanas no se van a romper, sino que se harán más simples y marrones, más brillantes y pulidas, sostendrán todo mi peso y me dejarán pasar de un corazón al otro, de una mano a la otra, de un brazo y así.


caída libre hasta el mar transparente. seguro que, como en mi sueño, me convierto en pez.

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