invierno
te juro que era todo sol, era puro sol y yo no movía mi cabeza en absoluto. solo cerraba y abría los ojos para apreciar la piel dorada y los hielos en descomposición y vos eras pleno sol también y no me veías, yo te espiaba, vos ni te enterabas y el abrir y cerrar de los ojos te acercaba y te alejaba constantemente, como a las olas del más allá, porque más acá era todo sol, puro sol. y la paradoja consistía en este vaivén de olas y pensamientos frescos y el hecho de que cuanto más cerca te tenía, más cerrados estaban mis ojos. por el contrario, cuando los abría y tu imagen se dibujaba difusa entre las bikinis del más acá, estabas tan lejana que ni la rabia te definía como yo quería. y después los lunares y la ronda de mensajes y las pestañas y las bocas húmedas y las lenguas secas y las manos hastiadas de tanto encuadrarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
A veces cuesta mirar.
Besos
Publicar un comentario