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Esa noche soñé con él, con los rulos salvajes que se movían con el viento del subte al llegar a la estación, sus labios susurrando la canción y sus dientes que se dejaban ver, se adivinaban entre tanto ritmo calculado. Soñé con el reflejo de la máquina que se une en infinitos viajes con destino seguro, el reflejo de la llegada, de la partida, de la espera, el reflejo del trabajo del hombre en el espejo rectangular, no hay motivos. O quizá no lo soñé, sino que lo confundo con la vigilia a las 2:56, esos momentos donde la imagen aplasta a la oscuridad conocida y entonces pensaba en él, en las manos frenéticas buscando su lugar entre tantas otras y 2:59 cuerpos apretados se rozan en hora pico para llegar a casa y sentirse seguros entre sábanas de cristal, 3:02, mis pies marcan el nerviosismo de tenerte cerca y sentirte respirar y cae la gota de transpiración producto del abarrotamiento de las 3:04 mientras imagino que me mirás y sonreís disimulado porque somos todos extraños ante el reflejo del subte que llega y se va como el anuncio de lo que es vivir en soledad y me mirás y me mirás y tus manos en mis manos y no hay nadie. 3:06, solo vos y yo y el reflejo, ahora son las 3:07 y me besás como si nunca hubiera existido el frenesí o las manos agitadas y ese beso en soledad es hermoso y lo disfruto, 3:08, me aplasta la imagen, vigilia, cuerpos apretados, desnudos, atados, embarrados y vos y yo y las 3:10, no dejo de pensarte , ¿quién sos?, no me miraste; sí, tonta, te sonrió y luego se bajó en Carlos Gardel y deberías haberlo corrido para contarle que no hay otro como él, 3:18, de hecho, lo hiciste después de alucinar, sos tan lindo, dejo todo, sos futuro, soy feliz.
Abro los ojos, 3:20, sos solo un segundo de vida.


(fragmento de lo que vendrá)

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