la ciudad se desdibuja, reaparece en otro orden caótico, colores y líneas de subte. tube. underground.
cuando me acuerdo de la fuente y sus sillas sin razón de ser, el pan y las gaviotas y el terror, "no quiero repetir la historia". sin embargo, el divague y las luces intermitentes y unas lágrimas que aparecieron sin pedir permiso cuando menos se las necesitaba, recurrentes estados de ánimo, montañas rusas en el extranjero de idioma inentendible.
y la comunicación se produce mediante gestos que dejan ver los sentimientos más sinceros, no need to speak then, not english nor spanish whatsoever.
un café que pago con dos monedas, unos guantes a medio terminar, mi mamá y sus perfumes, sus carteras, sus jabones, sus maquillajes, un paraguas, quisiera ser como ella en todos esos aspectos que recuerdo mientras miro por el visor y ajusto la luz y la cámara dispara una vez más. te extraño.
un café que pago con dos monedas, que pido en otro idioma, que lleno de azúcar negra, que tomo extrañada de ser, callada en un mundo de sordos que no logran entender, y mis guantes a medio terminar y un sandwich tildado de vegetariano, lleno de mostaza que ignoro, y los mensajes que llegan desde el más allá, desde el culo del mundo, literalmente. no era lo que estaba necesitando.
sí a la risa y al baile bajo la lluvia, el charleston inesperado, los zapatos de suela de goma, los gorros que llegan al cielo, los cuervos negros como el cuento, como poe, como yo y como vos y como todo aquello que pretendía olvidar estando lejos, como si un avión fuera como una pastillita borra memorias, de esas que te dejan ciego y feliz de ser inocente una vez más.
pero no.
cidis multiplicados por cinco, me los llevo igual y soy feliz reordenándolos en mi torre de babel alfabética. un recital que me pierdo por extranjera, una foto, una sonrisa, muchas sonrisas. nunca lejanas, siempre acompañadas de aquél café que pago con dos monedas y mis guantes a medio terminar.
una cámara de fotos, un árbol seco, una baguette en medio de la plaza de la cúpula brillante, la rue amelie, el subte con tubos de colores, robert frank, the americans, un llamado, muchos llamados, hola papá, sí, te extraño. hay que estar tan lejos y ser tan sensible, la pucha.
una baguette llena de quesos que tildan de vegetarianos, un tomate seco, una foto, los árboles reordenados, la banda de sonido de mi vida, la rue amelie, una foto, los perfumes para mi mamá, un japonés en abbey road, un sandwich de queso el en double decker, es todo rojo, las cabinas telefónicas.
mary tiene ojos verdes y no conjuga verbos.
hay que estar tan lejos y ser tan sensible y dormir día tras día en una cama de dos plazas que no te perteneció jamás. mary tiene ojos verdes.
en la casa hace calor y se toma té y se comen pastas con curry y a veces algún que otro café que pago con dos monedas, mientras busco en mis bolsillos con mis guantes a medio terminar.
me contradigo, quiero y no quiero, esto es tan solo el comienzo.
cuando me acuerdo de la fuente y sus sillas sin razón de ser, el pan y las gaviotas y el terror, "no quiero repetir la historia". sin embargo, el divague y las luces intermitentes y unas lágrimas que aparecieron sin pedir permiso cuando menos se las necesitaba, recurrentes estados de ánimo, montañas rusas en el extranjero de idioma inentendible.
y la comunicación se produce mediante gestos que dejan ver los sentimientos más sinceros, no need to speak then, not english nor spanish whatsoever.
un café que pago con dos monedas, unos guantes a medio terminar, mi mamá y sus perfumes, sus carteras, sus jabones, sus maquillajes, un paraguas, quisiera ser como ella en todos esos aspectos que recuerdo mientras miro por el visor y ajusto la luz y la cámara dispara una vez más. te extraño.
un café que pago con dos monedas, que pido en otro idioma, que lleno de azúcar negra, que tomo extrañada de ser, callada en un mundo de sordos que no logran entender, y mis guantes a medio terminar y un sandwich tildado de vegetariano, lleno de mostaza que ignoro, y los mensajes que llegan desde el más allá, desde el culo del mundo, literalmente. no era lo que estaba necesitando.
sí a la risa y al baile bajo la lluvia, el charleston inesperado, los zapatos de suela de goma, los gorros que llegan al cielo, los cuervos negros como el cuento, como poe, como yo y como vos y como todo aquello que pretendía olvidar estando lejos, como si un avión fuera como una pastillita borra memorias, de esas que te dejan ciego y feliz de ser inocente una vez más.
pero no.
cidis multiplicados por cinco, me los llevo igual y soy feliz reordenándolos en mi torre de babel alfabética. un recital que me pierdo por extranjera, una foto, una sonrisa, muchas sonrisas. nunca lejanas, siempre acompañadas de aquél café que pago con dos monedas y mis guantes a medio terminar.
una cámara de fotos, un árbol seco, una baguette en medio de la plaza de la cúpula brillante, la rue amelie, el subte con tubos de colores, robert frank, the americans, un llamado, muchos llamados, hola papá, sí, te extraño. hay que estar tan lejos y ser tan sensible, la pucha.
una baguette llena de quesos que tildan de vegetarianos, un tomate seco, una foto, los árboles reordenados, la banda de sonido de mi vida, la rue amelie, una foto, los perfumes para mi mamá, un japonés en abbey road, un sandwich de queso el en double decker, es todo rojo, las cabinas telefónicas.
mary tiene ojos verdes y no conjuga verbos.
hay que estar tan lejos y ser tan sensible y dormir día tras día en una cama de dos plazas que no te perteneció jamás. mary tiene ojos verdes.
en la casa hace calor y se toma té y se comen pastas con curry y a veces algún que otro café que pago con dos monedas, mientras busco en mis bolsillos con mis guantes a medio terminar.
me contradigo, quiero y no quiero, esto es tan solo el comienzo.
2 comentarios:
leer esto fue grandioso
mas grandioso que el dia en que decidi hacerme astronauta del corazon
algún día...
algún día seré yo la que escriba sobre mi viaje
:)
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